Amor En Linea En Aguas Claras (La Paz)

Amor en linea en Aguas claras (La Paz)









Poema 20 - Veinte Poemas De Amor Y Una Canción Desesperada. Puedo escribir . y no despedazaron la paz ni las palabras. . línea pura de corazón sonoro, eres la claridad cortada al vuelo: cantando sobrevives: y por el agua clara. Busca un lugar. Tu ubicación. Senderos. Carriles exclusivos. Rutas aptas para bicicletas. Senderos de tierra/sin pavimentar. Tráfico en vivo. Rápido. Lento. Palabras clave: amor, analogía, lenguaje, Octavio Paz, poesía el ser humano sigue vivo sobre la faz de la tierra; sigue vivo y aguardando: . “No es el regreso a las aguas de origen sino la conquista de un estado que . sin traspasar jamás las claras fronteras de la diferencia, ni reunirse con el corazón de la identidad.

No la siembran en los desiertos con persistencia clandestina? No tendremos que devolverlo con sus mareas a la luna?

Por qué no analizar las cosas antes de habilitar planetas? Y por qué no el ornitorrinco con su espacial indumentaria? Las herraduras no se hicieron para caballos de la luna? Cómo se mide la espuma que resbala de la cerveza? Qué hace una mosca encarcelada en un soneto de Petrarca? Porque el que canto y rememoro brillaba de vida insurrecta y compartí su fogonazo, su ir y venir y revolver, la burla y la sabiduría, y codo a codo amanecimos rompiendo los vidrios del cielo, subiendo las escalinatas de palacios desmoronados, tomando trenes que no existen, reverberando de salud en el alba de los lecheros.

Yo era el navegante silvestre y se me notaba en la ropa la oscuridad del archipiélago cuando pasó y sobrepasó las multitudes Oliverio, sobresaliendo en las aduanas, solícito en las travesías con el plastrón desordenado en la otoñal investidurao cerveceando en la humareda o espectro de Valparaíso. En mi telaraña infantil sucede Oliverio Girondo. Yo era un mueble de las montañas. Él, un caballero evidente.

Se trata del inolvidable. Hacia tanta falta aquí tu iconoclasta desenfreno! Me gusta Oliverio por eso: no se fue a vivir a otra parte y murió junto a su caballo. Me gustó la razón intrínseca de su delirio necesario y el matambre de la amistad que no termina todavía: amigo, vamos a encontrarnos tal vez debajo de la alfombra o sobre las letras del río o en el termómetro obelisco o en la dirección delicada del susurro y de la zozobra o en las raíces reunidas bajo la luna de Figari.

No me dedico a las cenizas, te sigo nombrando y creyendo en tu razón extravagante! Oda Para Planchar La poesía es blanca: sale del agua envuelta en gotas, se arruga, y se amontona, hay que extender la piel de este planeta, hay que planchar el mar de su blancura y van y van las manos, se alisan las sagradas superficies y así se hacen las cosas: las manos hacen cada día el mundo, se une el fuego al acero, llegan el lino, el lienzo y el tocuyo del combate de las lavanderías y nace de la luz una paloma: la castidad regresa de la Amor en linea en Aguas claras (La Paz).

Cómo Conocieron Las Uvas Cómo conocieron las uvas la propaganda del racimo? Es malo vivir sin infierno: no podemos reconstruirlo? Y colocar al triste Nixon con el traste sobre el brasero? Oda Al Limón De aquellos azahares desatados por la luz de la luna, de aquel olor de amor exasperado, hundido en la fragancia, salió del limonero el amarillo, desde su planetario bajaron a la tierra los limones. Tierna mercadería! Así, cuando tu mano empuña el hemisferio del cortado limón sobre tu plato, un universo de oro derramaste, una copa amarilla con milagros, uno de los pezones olorosos del pecho de la tierra, el rayo de la luz que se hizo fruta, el fuego diminuto de un planeta.

No es la ciudad el gran océano de los colchones que palpitan? La oceanía de los aires no tiene islas y palmeras? Por qué volví a la indiferencia del océano desmedido? Qué dice la vieja ceniza cuando camina junto al fuego? Para quién arden los pistilos del sol en sombra del eclipse?

Era estanciero, rey de llanuras grises en donde se perdían los caballos. Se sacó los zapatos, metió los pies con cierta severidad sombría en la piscina verde. No sé por qué una a una fue descartando todas sus mujeres.

Ahora sus periódicos asaltaban las calles temblorosas, golpeaban a la gente con noticias y decían con énfasis sólo sus opiniones. Tenía bancos, naves, pecados y tristezas. A veces con papel, pluma, memoria, se hundía en su dinero, contaba, sumando, dividiendo, multiplicando cosas, hasta que se dormía. Me parece que el hombre nunca pudo salir de su riqueza --lo Amor en linea en Aguas claras (La Paz), le daba aire, color abstracto-- y él se veía adentro como un molusco ciego rodeado de un muro impenetrable.

A veces, en sus ojos, vi un fuego frío, lejos, algo desesperado que moría. Nunca supe si fuimos enemigos. Yo sé que todos los muertos son iguales, pero no sé, no sé, pienso que aquel hombre, a su modo, con la muerte dejó de ser un pobre prisionero. Comunicaciones Desmentidas Aquellos días extraviaron mi sentido profético, a mi casa entraban los coleccionistas de sellos, y emboscados, a altas horas de la estación, asaltaban mis cartas, arrancaban de ellas besos frescos, besos sometidos a una larga residencia marina, y conjuros que protegían mi suerte con ciencia femenina y defensiva caligrafía.

Yo soy sujeto de sangre especial, y esa substancia a la vez nocturna y marítima me hacía alterar y padecer, y esas aguas subcelestes degradaban mi energía y lo comercial de mi disposición. Qué maldición cayó sobre vosotros? Grita Amor, llegado que hayas a mi fuente Amor en linea en Aguas claras (La Paz), cuida de no morderme con tu voz de ilusión: que mi dolor oscuro no se muera en tus alas, que en tu garganta de oro no se ahogue mi voz.

No me des el olvido. No me des la ilusión. Porque todas las hojas que a la tierra han caído me tienen amarillo de oro el corazón. Un Perro Ha Muerto Mi perro ha muerto. Ahora él ya se fue con su pelaje, su mala educación, su nariz iría.

No hay adiós a mi perro que se ha muerco. Y no hay ni hubo mentira entre nosotros. Ya se fue y lo enterré, y eso era todo. Con qué derecho numeraron las doce uvas del racimo? Por qué no nos dieron extensos meses que duren todo el año? No te engañó la primavera con besos que no florecieron? No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos, no quiero que se muera mi herencia de alegría, no llames a mi pecho, estoy ausente.

Vive en mi ausencia como en una casa. Es una casa tan transparente la ausencia que yo sin vida te veré vivir y si sufres, mi amor, me moriré otra vez. Y mi esposa a mi orilla, al lado de mi rumor tan venido de lejos, mi esposa birmana, hija del rey. Su enrollado cabello negro entonces beso, y su pie dulce y perpetuo: y acercada ya la noche, desencadenado su molino, escucho a mi tigre y lloro a mi ausente.

Hecha de ola en lingotes y tenazas blancas, tu salud de manzana furiosa se estira sin límite, el tonel temblador en que escucha tu estómago, tus manos hijas de la harina y del cielo. Las Muchachas Muchachas que buscabais el gran amor, el gran amor terrible, qué ha pasado, muchachas? Tal vez el tiempo, el tiempo! Y ahora tocas el agua con tus pies pequeños, con tu pequeño corazón y no sabes qué hacer! Son mejores ciertos viajes nocturnos, ciertos departamentos, ciertos divertidísimos paseos, ciertos bailes sin mayor consecuencia que continuar el viaje!

El aceite dorado de Italia hizo tu nimbo, santa de la cocina y la costura, y tu coquetería pequeñuela, que tanto se tardaba en el espejo, con tus manos que tienen pétalos que el jazmín envidiaría lavó los utensilios y mi ropa, desinfectó las llagas. Amor, amor, aquí nos encontramos. Seda y metal, acércate a mi boca.

Oda Al Tomate La calle se llenó de tomates, mediodía, verano, la luz se parte en dos mitades de tomate, corre por las calles el jugo. En diciembre se desata el tomate, invade las cocinas, entra por los almuerzos, se sienta reposado en los aparadores, entre los vasos, las mantequilleras, los saleros azules. Tiene luz propia, majestad benigna. Debemos, por desgracia, asesinarlo: se hunde el cuchillo en su pulpa viviente, es una roja víscera, un sol fresco, profundo, inagotable, llena las ensaladas de Chile, se casa alegremente con la clara cebolla, y para celebrarlo se deja caer aceite, hijo esencial del olivo, sobre sus hemisferios entreabiertos, agrega la pimienta su fragancia, la sal su magnetismo: son las bodas del día, el perejil levanta banderines, las papas hierven vigorosamente, el asado golpea con su aroma en la puerta, es hora!

Pero por qué no se convence el Jueves de ir después del Viernes? Quiénes gritaron de alegría cuando nació el color azul? Por qué se entristece la tierra cuando aparecen las violetas?

Cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo, en su fina materia hay olor a edad, y el agua que trae el mar, de sal y sueño. Me rodea una misma cosa, un solo movimiento: el peso del mineral, la luz de la piel, se pegan al sonido de la palabra noche: la tinta del trigo, del marfil, del llanto, las cosas de cuero, de madera, de lana, envejecidas, desteñidas, uniformes, se unen en torno a mí como paredes.

Trabajo sordamente, girando sobre mí mismo, como el cuervo sobre la muerte, el cuervo de luto. Y cómo saber cual es Dios entre los Dioses de Calcuta?

Por qué viven tan harapientos todos los gusanos de seda? Por qué es tan dura la dulzura del corazón de la cereza? Es porque tiene que morir o porque tiene que seguir? Y para qué tantas arrugas y tanto agujero en la roca? Por qué me he cerrado el camino cayendo en la trampa del mar? Epitalamio Recuerdas cuando en invierno llegamos a la isla?

El mar hacia nosotros levantaba una copa de frío. En las paredes las enredaderas susurraban dejando caer hojas oscuras a nuestro paso. El viento de la vida allí te puso. En un principio no te vi: no supe que ibas andando conmigo, hasta que Amor en linea en Aguas claras (La Paz) raíces horadaron mi pecho, se unieron a los hilos de mi sangre, hablaron por mi boca, florecieron conmigo. Así fue tu presencia inadvertida, hoja o rama invisible y se pobló de pronto mi corazón de frutos y sonidos.

Recuerdas, amor mío, nuestros primeros pasos en la isla: las piedras grises nos reconocieron, Amor en linea en Aguas claras (La Paz) rachas de la lluvia, los gritos del viento en la sombra. El fuego vio crecer nuestro beso desnudo hasta tocar estrellas escondidas, y vio nacer y morir el dolor como una espada rota contra el amor invencible. Oh dulce, dulce mía, cambió la primavera los muros de la isla.

Apareció una flor como una gota de sangre anaranjada, y luego descargaron los colores todo su peso puro. El mar reconquistó su transparencia, la noche en el cielo destacó sus racimos y ya todas las cosas susurraron nuestro nombre de amor, piedra por piedra dijeron nuestro nombre y nuestro beso. La isla de piedra y musgo resonó en el secreto de sus grutas como en tu boca el canto, y la flor que nacía entre los intersticios de la piedra con su secreta sílaba dijo al pasar tu nombre de planta abrasadora, y la escarpada roca levantada como el muro del mundo reconoció mi canto, bienamada, y todas las cosas dijeron tu amor, mi amor, amada, porque la tierra, el tiempo, el mar, la isla, la vida, la marea, el germen que entreabre sus labios en la tierra, la flor devoradora, el movimiento de la primavera, todo nos reconoce.

Ellos todo lo saben, no tenemos secretos, hemos crecido juntos pero no lo sabíamos. Amor mío, la primavera dulce, flor y mar, nos rodean. Amor, amor, la primavera nos ofrece el cielo, pero la tierra oscura es nuestro nombre, nuestro amor pertenece a todo el tiempo y la tierra. Los Jugadores Juegan, juegan. Agachados, arrugados, decrépitos. Canción de la belleza de la tierra, canción de la belleza de la Amada, canción, canción que no precisa fin.

Juegan, juegan. Los miro entre la vaga bruma del gas Amor en linea en Aguas claras (La Paz) el humo. Y mirando estos hombres sé que la vida es triste. Por qué los ríos mejores se fueron a correr en Francia? Por qué no amanece en Bolivia desde la noche de Guevara? Amor en linea en Aguas claras (La Paz) busca allí a los asesinos su corazón asesinado? Y aquel reloj cuyo sonido era la voz de nuestras vidas, el secreto hilo de las semanas, que una a una ataba tantas horas a la miel, al silencio, a tantos nacimientos y trabajos, aquel reloj también cayó y vibraron entre los vidrios rotos sus delicadas vísceras azules, su largo corazón desenrollado.

Sueño De Gatos Qué bonito duerme un gato, duerme con patas y peso, duerme con sus crueles uñas, y con su sangre sanguinaria, duerme con todos los anillos que como círculos quemados construyeron la geología de una cola color de arena. Quisiera dormir como un gato con todos los pelos del tiempo, con la lengua del pedernal, con el sexo seco del fuego y después de no hablar con nadie, tenderme sobre todo el mundo, sobre las tejas y la tierra intensamente dirigido a cazar las ratas del sueño.

He visto cómo ondulaba, durmiendo, el gato: corría la noche en él como agua oscura, y a veces se iba a caer, se iba tal vez a despeñar en los desnudos ventisqueros, tal vez creció tanto durmiendo como un bisabuelo de tigre y saltaría en las tinieblas tejados, nubes y volcanes.

Duerme, duerme, gato nocturno con tus ceremonias de obispo, y tu bigote de piedra: ordena todos nuestros sueños, dirige la oscuridad de nuestras dormidas proezas con tu corazón sanguinario y el largo cuello de tu cola. Tenía la culpa el escualo o los peces ensangrentados? Es el orden o la batalla este quebranto sucesivo?

Son las venas del Amor en linea en Aguas claras (La Paz) Son la espuma, la risa, los sombreros del apio! Qué quieres, huésped de corsé quebradizo, en mis habitaciones funerales?

Maestranzas De Noche Hierro negro que duerme, fierro negro que gime por cada poro un grito de desconsolación. Las cenizas ardidas sobre la tierra triste, los caldos en que el bronce derritió su dolor.

Aves de qué lejano país desventurado graznaron en la noche dolorosa y sin fin? Y el grito se me crispa como un nervio enroscado o como la cuerda rota de un violín. En las paredes cuelgan las interrogaciones, florece en las bigornias el alma de Amor en linea en Aguas claras (La Paz) bronces y hay un temblor de pasos en los cuartos desiertos. Farewell Desde el fondo de ti, y arrodillado, un niño triste, como yo, nos mira. Tiranía Oh dama sin corazón, hija del cielo, auxíliame en esta solitaria hora, con tu directa indiferencia de arma y tu frío sentido del olvido.

Un tiempo total como un océano, una herida confusa como un nuevo ser, abarcan la tenaz raíz de mi alma mordiendo el centro de mi seguridad. Qué espeso latido se cimbra en mi corazón como una ola hecha de todas las olas, y mi desesperada cabeza se levanta en un esfuerzo de salto y de muerte. Sus ojos luchaban como remeros en el infinito muerto con esperanza de sueño y materia de seres saliendo del mar.

De la lejanía en donde el olor de la tierra es otro y lo vespertino llega llorando en forma de oscuras amapolas. En la altura de los días inmóviles el insensible joven diurno en tu rayo de luz se dormía afirmado como en una espada.

El Padre Tierra de sembradura inculta y brava, tierra en que no hay esteros ni caminos, mi vida bajo el sol tiembla y se alarga. Padre, tus ojos dulces nada pueden, como nada pudieron las estrellas que me abrasan los ojos y las sienes.

El mal de amor me encegueció la vista y en la fontana dulce de mi sueño se reflejó otra fuente estremecida. Pregunta a Dios por qué me dieron lo que me dieron y por qué después supe una soledad de tierra y cielo. Mira, mi juventud fue un brote puro que se quedó sin estallar y pierde su dulzura de sangres y de jugos.

El sol que cae y cae eternamente se cansó de besarla Y el otoño. Padre, tus ojos Amor en linea en Aguas claras (La Paz) nada pueden. Escucharé en la noche tus palabras Y en la noche inmensa seguiré con mis llagas y tus llagas. Vi Y porque amor Amor en linea en Aguas claras (La Paz) no sólo en su quemante agricultura, sino en la boca de hombres y mujeres, terminaré saliéndole al camino a los que entre mi pecho y tu fragancia quieran interponer su planta oscura.

Yo viví en las praderas antes de conocerte y no esperé el amor sino que estuve acechando y salté sobre la rosa. Y yo en estas líneas digo: así te quiero, amor, amor, así te amo, así como te vistes y como se levanta tu cabellera y como tu boca se sonríe, ligera como el agua del manantial sobre las piedras puras, así te quiero, amada. Al pan yo no le pido que me enseñe sino que no me falte durante cada día de la vida. No es culpa de tus ojos este llanto: tus manos no clavaron esta espada: no buscaron tus pies este camino: llegó a tu corazón la miel sombría.

Cuando el amor como una inmensa ola nos estrelló contra la piedra dura, nos amasó con una sola harina, cayó el dolor sobre otro dulce rostro y así en la luz de la estación abierta se consagró la primavera herida. Dónde van las cosas del sueño? Se van al sueño de Amor en linea en Aguas claras (La Paz) otros? Y el padre que vive en los sueños vuelve a morir cuando despiertas? Florecen las plantas del sueño y maduran sus graves frutos? El Tigre Soy el tigre.

Y me quedo velando por años en la selva tus huesos, tu ceniza, inmóvil, lejos del odio y de la cólera, desarmado en tu muerte, cruzado por las lianas, inmóvil en la lluvia, centinela implacable de mi amor asesino.

Soneto Xx - Cien Sonetos De Amor Mi fea, eres una castaña despeinada, mi bella, eres hermosa como el viento, mi fea, de tu boca se pueden hacer dos, mi bella, son tus besos frescos como sandías. Son mínimos como dos copas de trigo. Me gustaría verte dos lunas en el pecho: las gigantescas torres de tu soberanía.

Mi fea, el mar no tiene tus uñas en su tienda, mi bella, flor a flor, estrella por estrella, ola por ola, amor, he contado tu cuerpo: mi fea, te amo por tu cintura de oro, mi bella, te amo por una arruga en tu frente, amor, te amo por clara y por oscura. De metales sin luz, con el vacío, con la ausencia del día muerto de golpe.

En lo alto de las manos el deslumbrar de mariposas, el arrancar de mariposas cuya luz no tiene término. Teñida con miradas, con objeto de abejas, tu material de inesperada llama huyendo precede y sigue al día y a su familia de oro.

Los días acechando cruzan el sigilo pero caen adentro de tu voz de luz. Oh dueña del amor, en tu descanso fundé mi sueño, mi actitud callada. El ajo les añade su terrenal fragancia, la pimienta, polen que atravesó los arrecifes, y vestidas de nuevo con traje de marfil, llenan el plato con la repetición de su abundancia y su sabrosa sencillez de tierra.

Tus Manos Cuando tus manos salen, amor, hacia las mías, qué me traen volando? Por qué se detuvieron en mi boca, de pronto, por qué las reconozco como si entonces, antes, las hubiera tocado, como si antes de ser hubieran recorrido mi frente, mi cintura? Subí las escaleras, crucé los arrecifes, me llevaron los trenes, las aguas me trajeron, y en la piel de las uvas me pareció tocarte.

La madera de pronto me trajo tu contacto, la almendra me anunciaba tu suavidad secreta, hasta que se cerraron tus manos en mi pecho y allí como dos alas terminaron su viaje. Y qué palpitaba en la noche? Eran planetas o herraduras? Debo escoger esta mañana entre el mar desnudo y el cielo?

Qué me esperaba en Isla Negra? La verdad verde o el decoro? Pero sabes de dónde viene la muerte, de arriba o de abajo? De los microbios o los muros, de las guerras o del invierno? En qué idioma cae la lluvia sobre ciudades dolorosas?

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Qué suaves sílabas repite Amor en linea en Aguas claras (La Paz) aire del alba marina? Hay en el cielo de Colombia un coleccionista de nubes? Por qué siempre se hacen en Londres los congresos de los paraguas? Sangre color de amaranto tenía la reina de Saba? La Muerta Si de pronto no existes, si de pronto no vives, yo seguiré viviendo. No me atrevo, no me atrevo a escribirlo, si te mueres. Yo seguiré viviendo.

Porque donde no tiene voz un hombre allí, mi voz. Donde los negros sean apaleados, yo no puedo estar muerto. Cuando la victoria, no mi victoria, sino la gran victoria llegue, aunque esté mudo debo hablar: yo la veré llegar aunque esté ciego. No, perdóname. Oda Al Maíz América, de un grano de maíz te elevaste hasta llenar de tierras espaciosas el espumoso océano.

Fue un grano de maíz tu geografía. Pero, poeta, deja la historia en su mortaja y alaba con tu lira al grano en sus graneros: canta al simple maíz de las cocinas. Primero suave barba agitada en el huerto sobre los tiernos dientes de la joven mazorca. A la piedra en tu viaje, regresabas. Allí leche y materia, poderosa y nutricia pulpa de los pasteles llegaste a ser movida por milagrosas manos de mujeres morenas.

Donde caigas, maíz, en la olla ilustre de las perdices o entre los fréjoles campestres, iluminas la comida y le acercas el virginal sabor de tu substancia. Morderte, panocha de maíz, junto al océano de cantara remota y vals profundo.

Hervirte y que tu aroma por las sierras azules se despliegue. Pero, dónde no llega tu tesoro? Puebla tu luz, tu harina, tu esperanza la soledad de América, y el hambre considera tus lanzas legiones enemigas. Entre tus hojas como suave guiso crecieron nuestros graves corazones de niños provincianos y comenzó la vida a desgranarnos. Siempre Antes de mí no tengo celos. Ven con un hombre a la espalda, ven con cien hombres en tu cabellera, ven con mil hombres entre tu pecho y tus pies, ven como un río lleno de ahogados que encuentra el mar furioso, la espuma eterna, el tiempo!

Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola! He llegado otra vez a los dormitorios solitarios, a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez tiro al suelo los pantalones y las camisas, no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las paredes. Sistema Sombrío De cada uno de estos días negros como viejos hierros, y abiertos por el sol como grandes bueyes rojos, y apenas sostenidos por el aire y por los sueños, y desaparecidos irremediablemente y de pronto, nada ha substituido mis perturbados orígenes, y las desiguales medidas que circulan en mi corazón allí se fraguan de día y de noche, solitariamente, y abarcan desordenadas y tristes cantidades.

Agua Sexual Rodando a goterones solos, a gotas como dientes, a espesos goterones de mermelada y sangre, rodando a goterones cae el agua, como una espada en gotas, como un desgarrador río de vidrio, cae mordiendo, golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma, rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

Yo escucho entre el disparo de los besos, escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos. Estoy mirando, oyendo, con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra, y con las dos mitades del alma miro el mundo. Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente, veo caer un agua sorda, a goterones sordos. Veo correr un arco iris turbio. Veo pasar sus aguas a través de los huesos. Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto me olvidas no me busques, que ya te habré olvidado. Soneto Xl - Cien Sonetos De Amor Era verde el silencio, mojada era la luz, temblaba el mes de Junio como una mariposa y en el austral dominio, desde el mar y las piedras, Matilde, atravesaste el mediodía.

Amo tus dones puros, tu piel de piedra intacta, tus uñas ofrecidas en el sol de tus dedos, tu boca derramada por toda la alegría, pero, para mi casa vecina del abismo, dame el atormentado sistema del silencio, el pabellón del mar olvidado en la arena.

Polvo en el trigo, arena en las arenas el tiempo, el agua errante, el viento vago nos llevó como grano navegante. Pudimos no encontrarnos en el tiempo.

Esta pradera en que nos encontramos, oh pequeño infinito! Pero este amor, amor, no ha terminado, y así como no tuvo nacimiento no tiene muerte, es como un largo río, sólo cambia de tierras y de labios. Un río abraza el arrabal como una mano helada que tienta en las tinieblas: sobre sus aguas se avergüenzan de verse las estrellas.

Yo lloro en medio Amor en linea en Aguas claras (La Paz) lo invadido, entre lo confuso, entre el sabor creciente, poniendo el oído en la pura circulación, en el aumento, cediendo sin rumbo el paso a lo que arriba, a lo que surge vestido de cadenas y claveles, yo sueño, sobrellevando mis vestigios morales.

Estoy solo entre materias desvencijadas, la lluvia cae sobre mí, y se me parece, se me parece con su desvarío, solitaria en el mundo muerto, rechazada al caer, y sin forma obstinada. Porque la ventana que el mediodía vacío atraviesa tiene un día cualquiera mayor aire en sus alas, el frenesí hincha el traje y el sueño al sombrero, una abeja extremada arde sin tregua.

Ahora, qué imprevisto paso hace crujir los caminos? Ay, una a una, la ola que llora y la sal que se triza, y el tiempo del amor celestial que pasa volando, han tenido voz de huéspedes y espacio en la espera.

De distancias llevadas a cabo, de resentimientos infieles, de hereditarias esperanzas mezcladas con sombra, de asistencias desgarradoramente dulces y días de transparente veta y estatua floral, qué subsiste en mi término escaso, en mi débil producto? De mi lecho amarillo y de mi substancia estrellada, quién no es vecino y ausente a la vez? Un esfuerzo que salta, una flecha de trigo tengo, y un arco en mi pecho manifiestamente espera, y un latido delgado, de agua y tenacidad, como algo que se quiebra perpetuamente, atraviesa hasta el fondo mis separaciones, apaga mi poder y propaga mi duelo.

Es paz la paz de la paloma? El leopardo hace la guerra? Por qué enseña el profesor la geografía de la muerte? Qué pasa con las golondrinas que llegan tarde al colegio? Es verdad que reparten cartas transparentes, por todo el cielo? Entrada A La Madera Con mi razón apenas, con mis dedos, con lentas aguas lentas inundadas, caigo al imperio de los nomeolvides, a una tenaz atmósfera de luto, a una olvidada sala decaída, a un racimo de tréboles amargos.

Soy yo ante tu ola de olores muriendo, envueltos en otoño y resistencia: soy yo emprendiendo un viaje funerario entre sus cicatrices amarillas: soy yo con mis lamentos sin origen, sin alimentos, desvelado, solo, entrando oscurecidos corredores, llegando a tu Amor en linea en Aguas claras (La Paz) misteriosa.

Poros, vetas, círculos de dulzura, peso, temperatura silenciosa, flechas pegadas a tu alma caída, seres dormidos en tu boca espesa, polvo de dulce pulpa consumida, ceniza llena de apagadas almas, venid a mí, a mi sueño sin medida, caed en mi alcoba en que la noche cae y cae sin cesar como agua rota, y a vuestra vida, a vuestra muerte asidme, a vuestros materiales sometidos, a vuestras muertas palomas neutrales, y hagamos fuego, y silencio, y sonido, y ardamos, y callemos, y campanas.

Quiere llevarme: escucha cómo recorre el mundo para llevarme lejos. Escóndeme en tus brazos por esta noche sola, mientras la lluvia rompe contra el mar y la tierra su boca innumerable. Escucha como el viento me llama galopando para llevarme lejos. Con tu frente en mi frente, con tu boca en mi boca, atados nuestros cuerpos al amor que nos quema, deja que el viento pase sin que pueda llevarme.

Deja que el viento corra coronado de espuma, que me llame y me busque galopando en la sombra, mientras yo, sumergido bajo tus grandes ojos, por esta noche sola descansaré, amor mío. La Noche Del Soldado Yo hago la noche del soldado, el tiempo del hombre sin melancolía ni exterminio, del tipo tirado lejos por el océano y una ola, y que no sabe que el agua amarga lo ha separado y que envejece, paulatinamente y sin miedo, dedicado a lo normal de la vida, sin cataclismos, sin ausencias, viviendo dentro de su piel y de su traje, sinceramente oscuro.

Voy respirando como hijo hasta el corazón de un método obligatorio, de una tenaz paciencia física, resultado de alimentos y edad acumulados cada día, despojado de mi vestuario de venganza y de mi piel de oro. Yo peso con mis brazos cada nueva estatua, y bebo su remedio vivo con sed masculina y en silencio.

Ay, de cada noche que sucede, hay algo de brasa abandonada que se gasta sola, y cae envuelta en ruinas, en medio de cosas funerales. Guardo la ropa y los huesos levemente impregnados de esa materia seminocturna: es un polvo temporal que se me va uniendo, y el dios de la substitución vela a veces a mi lado, respirando tenazmente, levantando la espada.

Amor en linea en Aguas claras (La Paz)

Allí también quisiera dejar dormir mi sangre rodeando tu dulzura. Vago de un punto a otro, absorbo ilusiones, converso con los sastres en sus nidos: ellos, a menudo, con voz fatal y fría, cantan y hacen huir los maleficios.

Hay un país extenso en el cielo con las supersticiosas alfombras del arco-iris y con vegetaciones vesperales: hacia allí me dirijo, no sin cierta fatiga, pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos, yo sueño entre esas plantas de legumbre confusa. Paso entre documentos disfrutados, entre orígenes, vestido como un ser original y abatido: amo la miel gastada del respeto, el dulce catecismo entre cuyas hojas duermen violetas envejecidas, desvanecidas, y las escobas, conmovedoras de auxilio, en su apariencia hay, sin duda, pesadumbre y certeza.

Amor en linea en Aguas claras (La Paz) día ha sobrevenido! Qué espesa luz de leche, compacta, digital, me favorece! He oído relinchar su rojo caballo desnudo, sin herraduras y radiante. Atravieso con él sobre las iglesias, galopo los cuarteles desiertos de soldados y un ejército impuro me persigue.

Sus ojos de eucaliptus roban sombra, su cuerpo de campana galopa y golpea. Hay entre ciencias de llanto un altar confuso, y en mi sesión de atardeceres sin perfume, en mis abandonados dormitorios donde habita la luna, y arañas de mi propiedad, y destrucciones que me son queridas, adoro mi propio ser perdido, mi substancia imperfecta, mi golpe de plata y mi pérdida eterna.

Quién hizo ceremonia de cenizas? El hueso del padre, la madera del buque muerto, y su propio final, su misma huida, su fuerza triste, su dios miserable? Acecho, pues, lo inanimado y lo doliente, y el testimonio extraño que sostengo con eficiencia cruel y escrito en cenizas, es la forma de olvido que prefiero, el nombre que doy a la tierra, el valor de mis sueños, la cantidad interminable que divido con mis ojos de invierno, durante cada día de este mundo.

Qué mundo! Qué profundo perejil! Qué nave navegando en la dulzura! De dónde saca tantas hojas la primavera de Francia? Dónde puede vivir un ciego a quien persiguen las abejas?

Amor en linea en Aguas claras (La Paz) se termina el amarillo con qué vamos a hacer el pan? Es el viento que agita los meses, el silbido de un tren, el paso de la temperatura sobre el lecho, un opaco sonido de sombra que cae como trapo en lo interminable, una repetición de distancias, un vino de color confundido, un paso polvoriento de vacas bramando. Yo oigo el sueño de viejos compañeros y mujeres amadas, sueños cuyos latidos me quebrantan: su material de alfombra piso en silencio, su luz de amapola muerdo con delirio.

Hay en la boca el sabor, la sal del dormido. Mi corazón, es tarde y sin orillas, el día como un pobre mantel puesto a secar oscila rodeado de seres y extensión: de cada ser viviente hay algo en la atmósfera: mirando mucho el aire aparecerían mendigos, abogados, bandidos, carteros, costureras, y un poco de cada oficio, un resto humillado quiere trabajar su parte en nuestro interior.

Yo busco desde antaño, yo examino sin arrogancia, conquistado, sin duda, por lo vespertino. Cómo le digo a la tortuga que yo le gano en lentitud? Cómo le pregunto a la pulga las cifras de su campeonato?

Y a los claveles qué les digo agradeciendo su fragancia? Fue adonde a mí me perdieron que logré por fin encontrarme? O recuerdo el día primero de la sed, la sombra apretada contra los jazmines, el cuerpo profundo en que te recogías como una gota temblando también.

Oh noche, mi alma sobrecogida te pregunta desesperadamente a ti por el metal que necesita. Los animales ingenieros de cavidades y ranuras no podrían hacerse cargo de estas lejanas inspecciones?

Oda A Las Cosas Amo las cosas loca, locamente. Me gustan las tenazas, las tijeras, adoro las tazas, las argollas, las soperas, sin hablar, por supuesto, del sombrero. Amo todas las cosas, no sólo las supremas, sino las infinita- mente chicas, el dedal, las espuelas, los platos, los floreros. Yo voy por casas, calles, ascensores, tocando cosas, divisando objetos que en secreto ambiciono: uno porque repica, otro porque es tan suave como la suavidad de una cadera, otro por su color de agua profunda, otro por su espesor de terciopelo.

No es verdad: muchas cosas me lo dijeron todo. Iv Cuando he llegado aquí se detiene mi mano. Alguien pregunta: —Dime por qué, como las olas en una misma costa, tus palabras sin cesar van y vuelven a su cuerpo? Y, amor, tu cuerpo no sólo es la rosa que en la sombra o la luna se levanta, o sorprendo o persigo. Ay que me digan cómo pudiera yo abolirte y dejar que mis manos sin tu forma arrancaran el fuego a mis palabras!

Manuel Rodríguez Señora, dicen que dónde, mi madre dicen, dijeron, el agua y el viento dicen que vieron al guerrillero. Siempre eres nueva como nada o nadie, siempre recién caída del Paraíso: plena y pura mejilla arrebolada de la aurora! La vida mía que te di se llena de años, como el volumen de un racimo. Madrigal Escrito En Invierno En el fondo del mar profundo, en la noche de largas listas, como un caballo cruza corriendo tu callado callado nombre. Ahora bien, en lo largo y largo, de olvido a olvido residen conmigo los rieles, el grito de la lluvia: lo que la oscura noche preserva.

Acógeme en la tarde de hilo cuando el anochecer trabaja su vestuario, y palpita en el cielo una estrella llena de viento. Me Peina El Viento Los Cabellos Me peina el viento los cabellos como una mano maternal: abro la puerta del recuerdo y el pensamiento se me va. Son otras voces las que llevo, es de otros labios mi cantar: hasta mi gruta de recuerdos tiene una extraña claridad! Frutos de tierras extranjeras, olas azules de otro mar, amores de otros hombres, penas que no me atrevo a recordar.

Y el viento, el viento que me peina como una mano maternal! Mi verdad :se pierde en la noche: no tengo noche ni verdad! Tendido en medio del camino deben pisarme para andar.

Pasan por mí sus corazones ebrios de vino y de soñar. Yo soy un puente inmóvil entre tu corazón y la eternidad. Si me muriera de repente no dejaría de cantar! Ii Años tuyos que yo debí sentir crecer cerca de mí como racimos hasta que hubieras visto cómo el sol y la tierra a mis manos de piedra te hubieran destinado, hasta que uva con uva hubieras hecho cantar en mis venas el vino.

Siguió, siguió hasta donde vive el mar. Cerró los ojos, lo cubrió la hierba. Respiró toda la distancia verde. El 4 Es 4 Para Todos? El 4 es 4 para todos? Son todos los sietes iguales? Cuando el preso piensa en la luz es la misma que te ilumina?

Has pensado de qué color es el Abril de los enfermos? Qué monarquía occidental se embandera con amapolas? El Amor Qué tienes, qué tenemos, qué nos pasa? Ay, nuestro amor es una cuerda dura que nos amarra hiriéndonos y si queremos salir de nuestra herida, separarnos, nos hace un nuevo nudo y nos condena a desangramos y quemarnos juntos.

Qué tienes? Y qué vacía por el mundo ibas como una jarra de color de trigo sin aire, sin sonido, sin substancia! Yo busqué en vano en ti profundidad para mis brazos que excavan, sin cesar, bajo la tierra: bajo tu piel, bajo tus ojos nada, bajo tu doble pecho levantado apenas una corriente de orden cristalino que no sabe por qué corre cantando.

Por qué, por qué, por qué, amor mío, por qué? Por qué no van allí las olas? Es cierto que aquel meteoro fue una paloma de amatista? Puedo preguntar a mi libro si es verdad que yo lo escribí? Era verdad aquel aroma de la doncella sorprendida? Por qué los pobres no comprenden apenas dejan de ser pobres?

Dónde encontrar una campana que suene adentro de tus sueños? Yo voy pasando y veo tu silueta y me parece que es tu corazón el que se cimbra con tu pandereta. Yo pasé ayer y supe tu dolor: dolor que siendo yo quien lo ha sabido es mucho mayor.

Yo no sufrí, amor mío, yo sólo te esperaba. Tenías que cambiar de corazón y de mirada después de haber tocado la profunda zona de mar que te entregó mi pecho. Tenías que salir del agua pura como una gota levantada por una ola nocturna. Novia mía, tuviste que morir y nacer, yo te esperaba.

Soneto Xxiii - Cien Sonetos De Amor Fue luz el fuego y pan la luna rencorosa, el jazmín duplicó su estrellado secreto, y del terrible amor las suaves manos puras dieron paz a mis ojos y sol a mis sentidos. Oh amor, cómo de pronto, de las desgarraduras hiciste el edificio de la dulce firmeza, derrotaste las uñas malignas y celosas y hoy frente al mundo somos como una sola vida. Y no se arrastra una palabra a veces como una serpiente?

No Amor en linea en Aguas claras (La Paz) en tu corazón un nombre como una naranja? De qué río salen los peces? De la palabra platería?

Y no naufragan los veleros por un exceso de vocales? La Poesía Y fue a esa edad Llegó la poesía a buscarme. No sé, no sé de dónde salió, de invierno o río. Yo no sabía qué decir, mi boca no sabía nombrar, mis ojos eran ciegos, y algo golpeaba en mi alma, fiebre o alas perdidas, y me fui haciendo solo, descifrando aquella quemadura, y escribí la primera línea vaga, vaga, sin cuerpo, pura tontería, pura sabiduría del que no sabe nada, y vi de pronto el cielo desgranado y abierto, planetas, plantaciones palpitantes, la sombra perforada, acribillada por flechas, fuego y flores, la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser, ebrio del gran vacío constelado, a semejanza, a imagen del misterio, me sentí parte pura del abismo, rodé con las estrellas, mi corazón se desató en el viento. Era de plata verde su armadura y sus ojos eran como el agua marina. Sus manos y su rostro eran de trigo. Habla, le dije, caballero Jorge, no puedo oponer sino el aire a tus estrofas. De hierro y sombra fueron, de diamantes oscuros y cortadas quedaron en el frío de las torres de España, en la piedra, en el agua, en el idioma.

Ay si pudiera morder una manzana, tocar la polvorosa suavidad de la harina. Ay si de nuevo el canto… No a la muerte daría mi palabra… Creo que el tiempo oscuro nos cegó el corazón y sus raíces bajaron y bajaron a las tumbas, comieron con la muerte.

Sentencia y oración fueron las rosas de aquellas enterradas primaveras y, solitario trovador, anduve callado en las moradas transitorias: todos los pasos iban a una solemne eternidad vacía. Miré y el caballero de piedra era de aire. Ya no estaba en la silla. Por la abierta ventana se extendían las tierras, los países, la lucha, el trigo, el viento. Gracias, dije, don Jorge, caballero. Y volví a mi deber de pueblo y canto. Sabes que es verde la neblina a mediodía, en Patagonia? Quién canta en el fondo del agua en la laguna abandonada?

Qué reposo emprender, qué pobre esperanza amar, con tan débil llama y tan fugitivo fuego? Contra qué levantar el hacha hambrienta? De qué materia desposeer, huir de qué rayo? Su luz apenas hecha de longitud y temblor arrastra como cola de traje de novia triste aderezada de sueño mortal y palidez. Porque todo aquello que la sombra tocó y ambicionó el desorden, gravita, líquido, suspendido, desprovisto de paz, indefenso entre espacios, vencido de muerte. Ay gran amor, pequeña amada!

No me detuve en la lucha. Entonces no mediste mi estatura, y al hombre que para ti apartó la sangre, el trigo, el agua confundiste con el pequeño insecto que te cayó en la falda. Quédate en el camino. Ha llegado la noche para ti. Tal vez de madrugada nos veremos de nuevo. Y una a una las noches entre nuestras ciudades separadas se agregan a la noche que nos une. Aquí estamos al fin frente a frente, nos hemos encontrado, no hemos perdido nada.

Nos hemos recorrido labio a labio, hemos cambiado mil veces entre nosotros la muerte y la vida, todo lo que traíamos como muertas medallas lo echamos al fondo del mar, Amor en linea en Aguas claras (La Paz) lo que aprendimos no nos sirvió de nada: comenzamos de nuevo, terminamos de nuevo muerte y vida.

Como las bestias grises que en los potreros pastan, y en los potreros se aman, como las bestias grises! Como el latido de las corolas abiertas dividiendo la joya futura de la siembra, como el latido de las corolas abiertas! Empujado por los designios de la tierra como una ola en el mar hacia ti va mi cuerpo.

Dame Amor en linea en Aguas claras (La Paz) mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado. Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta. A través de la tierra juntad todos los silenciosos labios derramados y desde el fondo habladme toda esta larga noche como si yo estuviera con vosotros anclado, contadme todo, cadena a cadena, eslabón a eslabón, y paso a paso, afilad los cuchillos que guardasteis, ponedlos en mi pecho y en mi mano, como un río de rayos amarillos, como un río de tigres enterrados, y dejadme llorar, horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza. Dadme la lucha, el hierro, los volcanes. Hablad por mis palabras y mi sangre. Qué Guardas Bajo Tu Joroba? Qué guardas bajo tu joroba? Y la tortuga preguntó: Qué conversas con las naranjas? Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten amarillas? Por qué Cristóbal Colón no pudo descubrir a España?

Te decidiste, castaña, y saltaste a la tierra, bruñida y preparada, endurecida y suave Amor en linea en Aguas claras (La Paz) un pequeño seno de las islas de América. Caíste golpeando el suelo pero nada pasó, la hierba siguió temblando, el viejo castaño susurró como las bocas de toda una arboleda, cayó una hoja del otoño rojo, firme siguieron trabajando las horas en la tierra.

He visto tendido frente a los mares del Sur, arrollarse las aguas y extenderse inconteniblemente, fatalmente en las mañanas y al atardecer. Ternura de dolor, y dolor de imposible, ala de los terribles deseos, que se mueve en la noche Amor en linea en Aguas claras (La Paz) mi carne y la suya con una aguda fuerza de flechas en el cielo.

Algo de inmensa huida, que no se va, que araña adentro, algo que en las palabras cava tremendos pozos, algo que contra todo se estrella, contra todo, como los prisioneros contra los calabozos! Ella, tallada en el corazón de la noche, por la inquietud de mis ojos alucinados: ella, grabada en los maderos del bosque por los cuchillos de mis manos, ella, su goce junto al mío, ella, sus ojos enlutados, ella, su corazón, mariposa sangrienta que con sus dos antenas de instinto me ha tocado!

No cabe en esta estrecha meseta de mi vida!

José María Napoleón - Eres (En Vivo) ft. María José


Es como un viento desatado! Si mis palabras clavan apenas como agujas debieran desgarrar como espadas o arados! Es que de dónde, por dónde, en qué orilla? El rodeo constante, incierto, tan mudo, como las lilas alrededor del convento, o la llegada de la muerte a la lengua del buey que cae a tumbos, guardabajo y cuyos cuernos quieren sonar. Crepita, sí, la hora como fuego o abejas y es Amor en linea en Aguas claras (La Paz) la tarea de sumergirse en hojas, hasta que hacia la altura es el follaje un mundo centelleante que se apaga y susurra.

Sed del fuego, abrasadora multitud del estío que construye un Edén con unas cuantas hojas, porque la tierra Amor en linea en Aguas claras (La Paz) rostro oscuro no quiere sufrimientos sino frescura o fuego, agua o pan para todos, y nada debería dividir a los hombres sino el sol o la noche, la luna o las espigas.

Soneto Xxvi - Cien Sonetos De Amor Ni el color de las dunas terribles en Iquique, ni el estuario del Río Dulce de Guatemala, cambiaron tu perfil conquistado en el trigo, tu estilo de uva grande, tu boca de guitarra. Oh corazón, oh mía desde todo el silencio, desde las cumbres donde reinó la enredadera hasta las desoladas planicies del platino, en toda patria pura te repitió la tierra. La Pródiga Yo te escogí entre todas las mujeres para que repitieras sobre la tierra mi corazón que baila con espigas o lucha sin cuartel cuando hace falta.

Devuélveme a mi hijo! Pródiga, abre las puertas, y que en tu corazón el nudo ciego se desenlace y vuele con tu sangre y la mía por el mundo! Y al fin la casa abre su silencio, entramos a pisar el abandono, las ratas muertas, el adiós vacío, el agua que lloró en las cañerías. Lloró, lloró la casa noche y día, gimió con las arañas, entreabierta, se desgranó desde sus ojos negros, y ahora de pronto la volvemos viva, la poblamos y no nos reconoce: tiene que florecer, y no se acuerda.

A tu boca elevada a la luz o a la luna se agregaron los pétalos de un día consumido, y ayer viene trotando por su calle sombría para que recordemos su rostro que se ha muerto.

Hela aquí tu ternura de ojos dulces que esperan. Hela aquí, boca tuya, palabra nunca dicha. Siento que se me suben los musgos de tu pena y me crecen a tientas en el alma infinita.

Era esto el abandono, y lo sabías, era la guerra oscura del corazón y todos, era la queja rota de angustias conmovidas, y la ebriedad, y el deseo, y el dejarse ir, y era eso mi vida, era eso que el agua de tus ojos llevaba, era eso que en el hueco de tus manos cabía.

Ah, mariposa mía y arrullo de paloma, ah vaso, ah estero, ah compañera mía! Te llegó mi reclamo, dímelo, te llegaba, en las abiertas noches de estrellas frías ahora, en el otoño, en el baile amarillo de los vientos hambrientos y las hojas caídas? Dímelo, me sentiste trepar hasta tu forma por todos los silencios, y todas las palabras?

Yo me sentí crecer. Nunca supe hacia dónde. Lo comprendes, hermana? Es que se aleja el fruto cuando llegan mis manos y ruedan las estrellas antes de mi mirada. Soy un malvado alguna vez o todas las veces soy bueno?

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No es blanco el rosal del malvado y negras las flores del bien? Soneto Xlvi - Cien Sonetos De Amor De las estrellas que admiré, mojadas por ríos y rocíos diferentes, yo no escogí sino la que yo amaba y desde entonces duermo con la noche. De la ola, una ola y otra ola, verde mar, verde frío, rama verde, yo no escogí sino una sola ola: la ola indivisible de tu cuerpo. Todas las gotas, todas las raíces, todos los hilos de la luz vinieron, me vinieron a ver tarde o temprano. Yo quise para mí tu cabellera.

Y de todos los dones de mi patria sólo escogí tu corazón salvaje. Busquemos las antiguas cenizas del corazón quemado y allí que caigan uno por uno nuestros besos hasta que resucite la flor deshabitada.

Al amor sepultado por tanto tiempo frío, por nieve y primavera, Amor en linea en Aguas claras (La Paz) olvido y otoño, acerquemos la luz de una nueva manzana, de la frescura abierta por una nueva herida, como el amor antiguo que camina en silencio por una eternidad de bocas enterradas.

No importa que la luz o la alabanza se derramen y salgan de la copa si fueron un tenaz temblor del vino, si se tiñó tu boca de amaranto. No Sólo El Fuego Ay sí, recuerdo, ay tus ojos cerrados como llenos por dentro de luz negra, todo tu cuerpo como una mano abierta, como un racimo blanco de la luna, y el éxtasis, cuando nos mata un rayo, cuando un puñal nos hiere en las raíces y nos rompe una luz la cabellera, y cuando vamos de nuevo volviendo a la vida, como si del océano saliéramos, como si del naufragio volviéramos heridos entre las piedras y las algas rojas.

Pero hay otros recuerdos, no sólo flores del incendio, sino pequeños brotes que aparecen de pronto cuando voy en los trenes o en las calles. Ay vida mía, no sólo el fuego entre nosotros arde, sino toda la vida, la simple historia, el simple amor de una mujer y un hombre parecidos a todos.

En hileras nunca fue tan marcial como en la feria, los hombres entre las legumbres con sus camisas blancas eran mariscales de las alcachofas, las filas apretadas, las voces de comando, y la detonación de una caja que cae, pero entonces viene María con su cesto, escoge una alcachofa, no le teme, la examina, la observa contra la luz como si fuera un huevo, la compra, la confunde en su bolsa con un par de zapatos, con un repollo y una botella de vinagre hasta que entrando a la cocina la sumerge en la olla.

Así termina en paz esta carrera del vegetal armado que se llama alcachofa, luego escama por escama desvestimos la delicia y comemos la pacífica pasta de su corazón verde.

Entonces no era verdad que vivía Dios en la luna? De qué color es el olor del llanto azul de las violetas? El Sueño Andando en las arenas yo decidí dejarte. Pisaba un barro oscuro que temblaba, y hundiéndome y saliendo decidí que salieras de mí, que me pesabas como piedra cortante, y elaboré tu pérdida paso a paso: cortarte las raíces, soltarte sola al viento. Ay, en ese minuto, corazón mío, un sueño con sus alas terribles te cubría.

Te sentías tragada por el barro, y me llamabas y yo no acudía, te ibas, inmóvil, sin defenderte hasta ahogarte en la boca de arena. El Hijo Ay hijo, sabes, sabes de dónde vienes? De un lago con gaviotas blancas y hambrientas. Así llegaste al mundo. Pero ella para verme y para verte un día atravesó los mares y yo para abrazar su pequeña cintura toda la tierra anduve, con guerras y montañas, con arenas y espinas.

Soneto Xxv - Cien Sonetos De Amor Antes de amarte, amor, nada era mío: vacilé por las calles y las cosas: nada contaba ni tenía nombre: el mundo era del aire que esperaba. Todo estaba vacío, muerto y mudo, caído, abandonado y decaído, todo era inalienablemente ajeno, todo era de los otros y de nadie, hasta que tu belleza y tu pobreza llenaron el otoño de regalos.

Soneto Xxix - Cien Sonetos De Amor Vienes de la pobreza de las casas del Sur, de las regiones duras con frío y terremoto Amor en linea en Aguas claras (La Paz) cuando hasta sus dioses rodaron a la muerte nos dieron la lección de la vida en la greda.

Muchacha, has conservado tu corazón de pobre, tus pies de pobre acostumbrados a las piedras, tu boca que no siempre tuvo pan o delicia. Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma: en su cielo tu madre sigue lavando ropa con mi madre.

Por eso te escogí, compañera. Dónde termina el arco iris, en tu alma o en el horizonte? Soneto Xlv - Cien Sonetos De Amor No estés lejos de mí un solo día, porque cómo, porque, no sé decirlo, es largo el día, y te estaré esperando como en las estaciones cuando en alguna parte se durmieron los trenes.

Eras la boina gris y el corazón en calma. Y las hojas caían en el agua de tu alma. Apegada a mis brazos como una enredadera, las hojas recogían tu voz lenta y en calma. Hoguera de estupor en que mi sed ardía. Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma. Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.

Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! Hojas secas de otoño giraban en tu alma. Los monos trenzaban un hilo interminablemente erótico en las riberas de la aurora, derribando muros de polen y espantando el vuelo violeta de las mariposas de Muzo.

Era la noche de los caimanes, la noche pura y pululante de hocicos saliendo del légamo, y de las ciénagas soñolientas un ruido opaco de armaduras volvía al origen terrestre. El jaguar tocaba las hojas con su ausencia fosforescente, el puma corre en el ramaje como el fuego devorador mientras arden en él los ojos alcohólicos de la selva.

Aromos Rubios En Los Campos De Loncoche La pata gris del Malo pisó estas pardas tierras, hirió estos dulces surcos, movió estos curvos montes, rasguñó las llanuras guardadas por la hilera rural de las derechas alamedas bifrontes. El terraplén yacente removió su cansancio, se abrió como una mano desesperada el cerro, en cabalgatas ebrias galopaban las nubes arrancando de Dios, de la tierra y del cielo.

A dónde vas ahora? A mis ojos se enredan aromos rubios en los campos de Loncoche. La Pobreza Ay no quieres, te asusta la pobreza, no quieres ir con zapatos rotos al mercado y volver con el viejo vestido. Amor, no amamos, como quieren los ricos, la miseria. Nosotros la extirparemos como diente maligno que hasta ahora ha mordido el corazón del hombre. Pero no quiero que la temas. Si llega por mi culpa a tu morada, si la pobreza expulsa tus zapatos dorados, que no expulse tu risa que es el pan de mi vida.

Honor a tus dos manos que Amor en linea en Aguas claras (La Paz) preparando los blancos resultados del canto y la cocina, salve! Aquellos bruscos ríos con aguas y amenazas, aquel atormentado pabellón de la espuma, aquellos incendiaron panales y arrecifes son hoy este reposo de tu sangre en la mía, este cauce estrellado y azul como la noche, esta simplicidad sin fin de la ternura.

Collar, cascabel ebrio para tus manos suaves como las uvas. Y las miro lejanas mis palabras.

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Van trepando en mi viejo dolor como las yedras. Escuchas otras voces en mi voz dolorida. No me abandones. Sígueme, compañera, en esa ola de angustia. Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras. Voy haciendo de todas un collar infinito para tus blancas manos, suaves como las uvas. Oda A La Sal Esta sal del salero yo la vi en los salares.

Sé que no van a creerme, pero canta, canta la sal, la piel de los salares, canta con una boca ahogada por la tierra. Me estremecí en aquellas soledades cuando escuché la voz de la sal en el desierto. Cerca de Antofagasta toda la pampa salitrosa suena: es una voz quebrada, un lastimero canto. Luego en sus cavidades la sal gema, montaña de una luz enterrada, catedral transparente, cristal del mar, olvido de las olas.

Preservadora de las antiguas bodegas del navío, descubridora fuiste en el océano, materia adelantada en los desconocidos, entreabiertos senderos de la espuma. Es verdad que en el hormiguero los sueños son obligatorios? Sabes qué meditaciones rumia la tierra en el otoño? Por qué no dar una medalla a la primera hoja de oro? Soneto Xli - Cien Sonetos De Amor Desdichas del mes de Enero cuando el indiferente mediodía establece su ecuación en el cielo, un oro duro como el vino de una copa colmada llena la tierra hasta sus límites azules.

Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla en el atardecer resonante y muriendo! Así en horas profundas sobre los campos he visto doblarse las espigas en la boca del viento. Hombre y mujer talaron montañas y jardines, bajaron a los ríos, treparon por los muros, subieron por los montes su atroz artillería. El amor supo entonces que se llamaba amor. Y cuando levanté mis ojos a tu nombre tu corazón de pronto dispuso mi camino.

Soneto Lxxxii - Cien Sonetos De Amor Noche Amor mío, al cerrar esta puerta nocturna te pido, amor, un viaje por oscuro recinto: cierra tus sueños, entra con tu cielo en mis ojos, extiéndete en mi sangre como en un ancho río. Adiós, adiós, cruel claridad que fue cayendo en el saco de cada día del pasado, adiós a cada rayo de reloj o naranja, salud oh sombra, intermitente compañera!

No sé quién vive o muere, quién reposa o despierta, pero es tu corazón el que reparte en mi pecho los dones de la aurora. Soneto Lxxxvii - Cien Sonetos De Amor Noche Las tres aves del mar, tres rayos, tres tijeras cruzaron por el cielo frío hacia Antofagasta, por eso quedó el aire tembloroso, todo tembló como bandera herida.

Soledad sostenida por un constante rostro como una grave flor sin cesar extendida hasta abarcar la pura muchedumbre del cielo. Volaban alas frías del mar, del Archipiélago, hacia la arena del Noroeste de Chile. Y la noche cerró su celeste cerrojo. Amor mío, qué encuentras en tu pozo cerrado? Amor en linea en Aguas claras (La Paz), ciénagas, Amor en linea en Aguas claras (La Paz) Qué ves con ojos ciegos, rencorosa y herida? No eras para mis sueños, no eras para mi vida ni para mis quebrantos ni para mi dolor, no eras para los llantos de mis duras heridas, no eras para mis brazos, ni para mi canción.

Melancolía en Amor en linea en Aguas claras (La Paz) familias. No es sino el paso de un día hacia otro, una sola botella andando por los mares, y un comedor adonde llegan rosas, un comedor abandonado como una espina: me refiero a una copa trizada, a una cortina, al fondo de una sala desierta por donde pasa un río arrastrando las piedras. Es una casa situada en los cimientos de la lluvia, una casa de dos pisos con ventanas obligatorias y enredaderas estrictamente fieles.

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Pero por sobre todo hay un terrible, un terrible comedor abandonado, con las alcuzas rotas y el vinagre corriendo debajo de las sillas, un rayo detenido de la luna, algo oscuro, y me busco una comparación dentro de mí: tal vez es una tienda rodeada por el mar y paños rotos goteando salmuera.

No te quiero sino porque te quiero No te quiero sino porque te quiero y de quererte a no quererte llego y de esperarte cuando no te espero pasa mi corazón del frío al fuego. En esta historia sólo yo me muero y moriré de amor porque te quiero, porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Bella desnuda, igual tus pies arqueados por un antiguo golpe de viento o del sonido que tus orejas, caracolas mínimas Amor en linea en Aguas claras (La Paz) espléndido mar americano. Iguales son tus pechos de paralela plenitud, colmados por la luz de la vida. No sólo es luz que cae sobre el mundo lo que alarga en tu cuerpo su nieve sofocada, sino que se desprende de ti la claridad como si fueras encendida por dentro.

Debajo de tu piel vive la luna. Oda a la casa abandonada Casa,! Ahora cerramos tus ventanas y una opresiva noche prematura dejamos instalada en las habitaciones. Oscurecida te quedas viviendo, mientras el tiempo te recorre y la humedad gasta poco a poco tu alma. A veces una rata roe, levantan los papeles un murmullo ahogado, un insecto perdido se golpea.

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Sólo la sombra sabe los secretos de las casas cerradas, sólo el viento rechazado y en el techo la luna que florece. Ahora, hasta luego, ventana, puerta, fuego, agua que hierve, muro! Entramos en la casa nocturna, ancha, blanca, entreabierta, rodeada, como una isla, por la profundidad de los follajes y por las olas claras de la luna. Nuestros zapatos por las escaleras despertaban otros antiguos pasos, el agua golpeando el lavatorio quería decir algo. Alrededor cigarras, extensa luna, sombra, espacio, soledad llena de seres, y silencio sonoro La casa entonces apagó sus ojos, cerró todas sus alas y dormitorios.

Oda a la esperanza. Oda a la jardinera. Así, pues, de una a otra planta recién plantada, con el rostro manchado por un beso del barro, ibas y regresabas floreciendo, ibas y de tu mano el tallo de la astromelia elevó su elegancia solitaria, el jazmín aderezó la niebla de tu Amor en linea en Aguas claras (La Paz) con estrellas de aroma y de rocío.

Todo de ti crecía penetrando en la tierra y haciéndose inmediata luz verde, follaje y poderío. Amor, así también tu mano de agua, tu corazón de tierra, dieron fertilidad y fuerza a mis canciones. Despierto, abro los ojos, y has plantado dentro de mí asombradas estrellas que suben con mi canto.

Es así, jardinera: nuestro amor es terrestre: tu boca es planta de la luz, corola, mi corazón trabaja en las raíces. Siempre eres nueva como nada o nadie, siempre recién caída del Paraíso: plena y pura mejilla arrebolada de la aurora! Oda a la pobreza Cuando nací, pobreza, me seguiste, me mirabas a través de las tablas podridas por el profundo invierno. De pronto eran tus ojos los que miraban desde los agujeros.

Las goteras, de noche, repetían tu nombre y tu apellido o a veces el salto quebrado, el traje roto, los zapatos abiertos, me advertían. Pobreza, me seguiste por los cuarteles y los hospitales, por la paz y la guerra. Cuando enfermé tocaron a la puerta: no era el doctor, entraba otra vez la pobreza. Te vi sacar mis muebles a la calle: los hombres los dejaban caer como pedradas. Ahora, pobreza, yo te sigo.

Como fuiste implacable, soy implacable. Te sigo, pobreza, te vigilo, te acerco, te disparo, te aislo, te cerceno las uñas, te rompo los dientes que te quedan. Estoy en todas partes: en el océano con los pescadores, en la mina los hombres al limpiarse la frente, secarse el sudor negro, encuentran mis poemas.

Yo salgo cada día con la obrera textil. Tengo las manos blancas de dar pan en las panaderías. Otros poetas antaño te llamaron santa, veneraron tu capa, se alimentaron de humo y desaparecieron. Yo te desafío, con duros versos te golpeo el rostro, te embarco y te destierro. Oda a la tristeza Tristeza, escarabajo de siete patas rotas, huevo de telaraña, rata descalabrada, esqueleto de perra: Aquí no entras. No pasas. Vuelve al Sur con tu paraguas, vuelve al Norte con tus dientes de culebra.

Aquí vive un poeta. La tristeza no puede entrar por estas puertas. Por las ventanas entra el aire del mundo, las rojas rosas nuevas, las banderas bordadas del pueblo y sus victorias.

No puedes. Aquí no entras. Oda a las algas del océano No conocéis tal vez las desgranadas vertientes del océano. En mi patria es la luz de cada día.

Vivimos en el filo de la ola, en el olor del mar, en su estrellado vino. A veces las altas olas traen en la palma de una gran mano verde un tejido tembloroso: la tela inacabable de las algas. Oh despojos del gran torso marino nunca desenterrado, cabellera del cielo submarino, barba de los planetas que rodaron ardiendo en el océano. Flotando sobre la noche y la marea, tendidas como balsas de pura perla y goma, sacudidas por un pez, por un sol, por el latido de una sola sirena, de pronto en una carcajada de furia, el mar entre las piedras del litoral los deja como jirones Amor en linea en Aguas claras (La Paz) de bandera, como flores caídas de la nave.

Nos pasamos la infancia contando piedras, plantas, dedos, arenas, dientes, la juventud contando pétalos, cabelleras. Contamos los colores, los años, las vidas y los besos, en el campo los bueyes, en el mar las olas. Los navíos se hicieron cifras que se fecundaban. Por eso, para ti quiero las cosas. La cifra semanal de tu salario se desarrolle hasta cubrir tu pecho. Oda a una estrella Asomando a la noche en la terraza de un rascacielos altísimo y amargo pude tocar la bóveda nocturna y en un acto de amor extraordinario me apoderé de una celeste estrella.

Negra estaba la noche y yo me deslizaba por la calle con la estrella robada en el bolsillo. La guardé temeroso debajo de la cama para que no la descubriera nadie, pero su luz Amor en linea en Aguas claras (La Paz) primero la lana del colchón, luego las tejas, el techo de mi casa.

Siempre con esa luz de astral acetileno que palpitaba como si quisiera regresar a la noche, yo no podía preocuparme de todos mis deberes y así fue que olvidé pagar mis cuentas y me quedé sin pan ni provisiones. Entonces recogí otra vez mi estrella, con cuidado la envolví en mi pañuelo y enmascarado entre la muchedumbre pude pasar sin ser reconocido.

Me dirigí al oeste, al río Verde, que allí bajo los sauces es sereno. Tomé la estrella de la noche fría y suavemente la eché sobre las aguas. Y no me sorprendió que se alejara como un pez insoluble moviendo en la noche del río su cuerpo de diamante. La aurora se había consumido. Subió quemante el aire y se esparció la muerte en ondas paralelas, alcanzando a la madre dormida con su niño, al pescador del río y a los peces, a la panadería y a los panes, al ingeniero y a sus edificios, todo fue polvo que mordía, aire asesino.

Oda al primer día del año Lo distinguimos como si fuera un caballito diferente de todos los caballos. Adornamos su frente con una cinta, le ponemos al cuello cascabeles colorados, y a medianoche vamos a recibirlo como si fuera explorador que baja de una estrella. Como el pan se parece al pan de ayer, como un anillo a todos los anillos: los días parpadean claros, tintineante, fugitivos, y se recuestan en la noche oscura.

Oh conductor de trenes desbocados hacia estaciones negras de la noche. Así es, pero pequeña puerta de la esperanza, nuevo día del año, aunque seas igual como los panes a todo pan, te vamos a vivir de otra manera, te vamos a comer, a florecer, a esperar. Te pondremos como una torta en nuestra vida, te encenderemos como candelabro, te beberemos como si fueras un topacio. Día del año nuevo, día eléctrico, fresco, todas las hojas salen verdes del tronco de tu tiempo.

Corónanos con agua, con jazmines abiertos, con todos los aromas desplegados, sí, aunque sólo seas un día, un pobre día humano, tu aureola palpita sobre tantos cansados corazones, y eres, oh día nuevo, oh nube venidera, pan nunca visto, torre permanente! Ven a través del pantalón oscuro las llaves de tu puerta, las llaves del papel, de la luna en los jazmines, el canto en la cascada.

Déjalo que se vaya rodando por las calles, que asuste a los retratos, a los muros, que vaya y vuelva y salga con las nuevas legumbres del mercado, tiene tierra, raíces, y arriba una amapola, tu boca: una amapola. Amor, amor, amor, oh flor secreta, llama invisible, clara quemadura! Plena mujer, manzana carnal, luna caliente Plena mujer, manzana carnal, luna caliente, espeso aroma de algas, lodo y luz machacados, qué oscura claridad se abre entre tus columnas?

Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos? Yo te amo para comenzar a amarte, para recomenzar el infinito y para no dejar de amarte nunca: por eso no te amo todavía. Te amo y no te amo como si tuviera en mis manos las llaves de la dicha y un incierto destino desdichado. Mi amor tiene dos vidas para amarte. Por eso te amo cuando no te amo y por eso te amo cuando te amo.

No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos, no quiero que se muera mi herencia de alegría, no llames a mi pecho, estoy ausente. Vive en mi ausencia como en una casa. Es una casa tan transparente la ausencia que yo sin vida te veré vivir y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.

No me has hecho sufrir sino esperar. Yo no sufrí, amor mío, yo sólo te esperaba. Tenías que cambiar de corazón y de mirada después de haber tocado la profunda zona de mar que te entregó mi pecho. Tenías que salir del agua pura como una gota levantada por una ola nocturna. Novia mía, tuviste que morir y nacer, yo te esperaba. Una canción desesperada Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas. En ti se acumularon las guerras y los vuelos. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.

Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso. Era la negra, negra soledad de las islas, y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.


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